Al besar el sol el horizonte
mi imaginación se mece en olas del mar
buscando que en alguna bahía de Chiloé
emerja
mi diosa Pincoya.
Atormentado lo encuentro en la playa de
mi destino.
bella, frágil y luminosa
con sus ojos de esmeralda que me miran
sus rojos labios carmesí me sonríen
su ondulante cabellera me provoca.
Allí está mi diosa amada que me tiene
seducido
invitándome a hundirme en sus húmedos
territorios
donde mis manos de agua acarician sus
senos,
nalgas, muslos, vientre, caderas,
encendiendo de ternura mi alma primitiva
para poseerle y vibrar con los jadeos de
las olas
uniendo nuestras carnes que se abrazan
se besan y se aman.
Al separarnos y emerger del mar
mi llanto no fluye a mis ojos
mis lágrimas acarician adentro mojando
mi alma.