
Quizás tenga la posesión de tus deseos
de tus portones de la pasión
de tu reino de los días y las noches
donde danzan los placeres
que extinguen las insatisfacciones
para convertirse en realidades de
amarnos con tiempo y sin tiempo
en un lecho de lujuria
donde nuestras almas se funden
hasta atravesar el umbral de la luz
de nuestras conciencias
y proyectarnos al más allá