La energía que emana de la pasión
enciende la flecha lujuriosa y tentadora
que guarda los poderes creadores del
amor
que activan el fuego del volcán vibrante
e induce a que la energía se entregue.
Ese calor mágico, ese dominio del fuego
y las brasas ardiente cumplen el papel
transformador
de la inmortalidad de la fusión de almas
y regeneradora de vida
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