La única delicia de la tierra
es rendirme a tus deseos
donde el paisaje del interior de tu carne
despierta mi excitante mundo de fantasía
que me precipita a un sinfin de juegos peligrosos
Mi alma se agita como vibra la tuya en ardor y gozo
pulsando el arpa de nuestros cuerpos
a las ilusiones de entregarnos al infinito encanto
de la desnudez del placer